
El ciberactivismo se caracteriza por la mediatización (es decir, la utilización de los medios masivos de comunicación), la Videopolítica (que está determinado por la imagen y las herramientas de comunicación audiovisual) y por la ciberpolítica (el uso de las tecnologías digitales para la comunicación y movilización política). Por consiguiente, el ciberactivismo hoy se basa en el desarrollo de tres vías únicas unidas por el concepto empowering people.
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Discurso: umbral de gente que no solo quiere sino que cree poder cambiar las cosas. Transforman la realidad con voluntad, imaginación e ingenio.
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Herramientas: desarrollar herramientas y ponerlas a disposición pública.
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Visibilidad: La visibilidad del diseño, la ruptura de la pasividad es la culminación de la estrategia. Se alcanza el umbral de rebeldía y la información y las ideas se propagan por medio de un número de personas que crece exponencialmente.
El ciberactivismo también puede ser espontáneo, como por ejemplo las protestas tras los atentados del 11M en España en 2004, el movimiento EDSA II en Filipinas en el año 2001, las revueltas estudiantiles contra el CPE en Francia en 2005 o las manifestaciones por una vivienda digna en España en el año 2006.
